La cuadernística

Este libro debe su existencia a la cuadernística. Los primeros bocetos y anotaciones de los poemas que integran Tumba común surgieron a partir del año 2013 en cuadernos fabricados por Siberiana Books.

Ese reencuentro con la escritura a mano condujo también a una reflexión sobre al acto de anotar y garabaratear en un cuaderno como fin en sí mismo, como disciplina de escritura. De ahí nació el manifiesto cuadernístico de Siberiana Books, cuya versión provisional —siempre provisional— puede leerse aquí.

Siberiana Books

Sobre el libro. Tumba común, de Cristóbal Polo (Gravitaciones, 2017)

Tumba común (Gravitaciones, 2017) es el nuevo libro de poesía de Cristóbal Polo. Un libro que viene acompañado de un proyecto audiovisual en el que el texto poético rebasa los límites del poema y encuentra sus correspondencias en otros soportes expresivos, como la fotografía estenopeica o el cine super 8. Las imágenes estenopeicas que ilustran la edición y el cortometraje Alrededor de la tumba común, realizados por el propio autor, amplifican el universo del libro y exploran la época en que esta este comenzó a tomar forma. más «Sobre el libro. Tumba común, de Cristóbal Polo (Gravitaciones, 2017)»

Estenopógrafo: las imágenes que ilustran el libro

Tumba común incluye una serie de 22 imágenes tomadas con una cámara estenopeica (o estenopógrafo) fabricada con una caja de cerillas de la marca «La golondrina». La ilustración de portada, realizada por Patricia Villamarín, está basada en una de estas imágenes.

“Estenopo”=“agujero”, “grafía”=“escritura”. La estenopografía sería, por tanto, una «escritura a través del agujero». Fotografía espectral, escritura de las formas en disolución. La estenopografía es a la imagen fotográfica lo que la cuadernística a la palabra escrita.

En la estenopografía, los objetos aparecen bañados en la luz desmigajada de ciertos recuerdos, diluidos en la improbabilidad y el accidente. Como esas anotaciones que llegan al cuaderno en forma de huella o germen de algo que no termina de ocurrir.

Este fragmento de cuaderno atestigua los primeros pasos del estenopógrafo:

Pongo a prueba la Golondrina. No tengo ni idea de si saldrá alguna maldita foto de ese chisme. Lo más probable es que no. Si resultara que sí, ya tendría una manera de ilustrar los poemas de Tumba común. Si esos textos fueron escritos a mano en un cuaderno, las imágenes que los acompañan también deberían, de alguna manera, ser escritas a mano.

Cuaderno Gatatumba, 26 de diciembre de 2014

El escritor estenopógrafo espera mientras su caja negra recoge los fantasmas. Mira fijamente la escena mientras el agujero absorbe la luz que el objeto devuelve desde un espacio muy diferente al que perciben sus ojos. La espera, la contemplación, invoca y remueve los fantasmas en el interior de la caja negra. Del otro lado del agujero, la presencia pura del objeto se convierte en espectro, en espacio anterior al espacio, en recuerdo puro.

La estenopografía me ayuda a pensar, me ayuda a mirar. Pero también complica algunas cosas. Cuando tiras una foto con una cámara estenopeica, estás obligado a impresionar el negativo en tu cabeza a fuerza de contemplar el objeto. Como si solo mirando con intensidad el objeto pudiera el obturador de la cámara recoger la luz que necesita. Conforme disminuye la luz –al hacerse más tarde–, crece la duración de la contemplación. De manera que una toma puede convertirse en un ejercicio de meditación o de estesis.

Cuaderno Gatatumba, 29 de febrero de 2015

Mario Bellatin ha escrito sobre la fotografía estenopeica:

La cámara estenopeica hecha a mano […] toma unas fotos extrañas, como enmarcadas en su propio tiempo y espacio. En la mayoría de las fotos conseguidas con esta técnica, se ve retratado algo así como el infinito.